Volkswacht Bodensee - El proyecto que salvó del barro miles de fotos tras las inundaciones en España

El proyecto que salvó del barro miles de fotos tras las inundaciones en España
El proyecto que salvó del barro miles de fotos tras las inundaciones en España / Foto: © AFP

El proyecto que salvó del barro miles de fotos tras las inundaciones en España

Cientos de fotos se secan tendidas en un laboratorio de Valencia. Recuerdos de cumpleaños, nacimientos o vacaciones que a punto estuvo de destruir el barro de las inundaciones del año pasado en España, pero que una iniciativa universitaria consiguió rescatar.

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Vestidos con una bata blanca y mascarilla para protegerse de posibles hongos, una docena de estudiantes en prácticas trabajan concentrados sobre las imágenes en una sala de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia.

"No tocar. Material contaminado", alerta un cartel a la entrada, junto a una montaña de álbumes vacíos todavía con restos del lodo que arrasó parte de la provincia de Valencia.

Esas lluvias torrenciales del 29 de octubre de 2024 mataron a 237 personas y destruyeron miles de viviendas.

En aquellos días de caos, una marea de voluntarios acudió en socorro de los afectados para sacar el barro que había destrozado sus casas y sus recuerdos, convertidos en parte de las 800.000 toneladas de escombros que dejó la catástrofe.

"Empezamos a recibir llamadas de alumnos preocupados, que estaban ayudando en la zona afectada y estaban viendo que había muchísima fotografía que estaban tirando, álbumes completos", explica Esther Nebot, profesora del departamento de Conservación y Restauración de la UPV, y una de las directoras del proyecto "Salvem les fotos".

"Los mismos alumnos (...) empezaron a recoger las fotografías en sus mochilas" para restaurarlo y restituirlo un día a sus dueños, cuenta junto a los congeladores donde iban almacenando el material, en su mayoría muy dañado por el lodo y las aguas residuales.

- "Satisfacción" -

Desde entonces han pasado por este laboratorio unas 340.000 imágenes, de las que hasta ahora se han intervenido un 75% gracias al trabajo de voluntarios, alumnos, donantes financieros y profesores de la Universidad.

La catástrofe "ha supuesto muchísima pérdida a nivel documental, a nivel archivo, a nivel historia y sobre todo a nivel de lo que es la sociedad", subraya Nebot.

"Un montón de objetos preciados, objetos que no tienen a lo mejor ese valor económico, ni tampoco dentro de la historia, pero que sí que tienen esa carga emocional", detalla.

Con un pincel y una cubeta de agua cada vez más oscura, Ruth Acuña limpia con delicadeza una foto en blanco y negro en la que, entre las manchas, se distingue el retrato de una mujer. En el proyecto desde su inicio, trabaja minuciosa, consciente de la responsabilidad de tratar los recuerdos de familias que ya han perdido demasiado.

"Alguna imagen que tú ves que dices 'no va a salir' y, de repente, sale incluso perfecta y dices 'menos mal, pensaba que no la iba a recuperar'. Es mucha satisfacción", relata esta estudiante de doctorado de 25 años.

- "Hemos llorado mucho" -

En la mesa de al lado, otras compañeras desmontan con cuidado un álbum arrugado, mientras otras desinfectan y limpian con sus pinceles una serie de fotos descoloridas, que después tenderán para secarse en las cuerdas al fondo de la sala. Las más delicadas, la mayoría en blanco y negro, reposarán en unas planchas con cartón para evitar que se curven.

Algunas están tan perjudicadas que cuesta distinguir a sus protagonistas, pero otras han vuelto a contar un pedacito de vida.

"Es muy bonito estar limpiando y al final poder conseguir, sobre todo en las que están muy dañadas (...), ver una cara. Te llena que luego las familias puedan ver las fotos todos juntos", explica la estudiante Andrea Baldwin mientras repasa una imagen con un algodón.

En la sala contigua, dos compañeras digitalizan y clasifican las fotos, que en la última etapa tratan de montarse en un formato similar al que llegaron para ser devueltas a las familias.

"Hemos llorado mucho", confiesa la profesora Nebot sobre los encuentros con los dueños de las imágenes, algunos todavía sin casa.

"Se les cita un día y les dedicamos un tiempo. Ellos ven cómo hemos tratado su fotografía y a nosotros también nos sirve para agradecerles la confianza depositada", relata.

U.Maertens--VB